martes, 10 de mayo de 2016

El miedo, motivante en las campañas electorales


Prácticamente cada año se realizan elecciones en nuestro país y Latinoamérica, y al observar cada una de ellas, me he encontrado un factor que hace posible mover a las masas hacia un objetivo común, y mucho más que un razonamiento es una emoción; el miedo, tanto personal como colectivo.
Según su definición, el miedo es una emoción y/o sentimiento, y la emoción/sentimiento son un factor importante y casi determinante en cualquier campaña político-electoral.
Según el Diccionario de la Real Academia Española el miedo es la “angustia por un riesgo o daño real o imaginario,” también es el “recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.”
Con la manipulación, creación y fomento del miedo se realizaron y ganaron campañas, como la suscitada en el 2006, en la que el partido conservador en México, mediante una campaña manipulada, dijo su ganador “haiga sido como haiga sido”, utilizó el miedo para quitar votos de quien llevaba la delantera en las preferencias electorales, y la falta de miedo provocó que el perdedor en ese entonces redirigiera los reflectores hacia su contrincante.
Es el miedo y el odio racial lo que mueve la campaña de Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica, utiliza el miedo a lo diferente, el supuesto miedo a perder fuentes de trabajo, el miedo a la delincuencia organizada, el miedo a lo ilegal, miedo a las minorías y miedo a los inmigrantes, sobretodo mexicanos.
En las campañas, partidos políticos y sus candidatos y candidatas, mediante estudiadas estrategias de comunicación, buscan crear de manera indirecta angustia en el electorado, angustia por un posible daño que pudiera hacer a la nación, estado o comunidad sus contrincantes políticos.
Es el miedo lo que provoca que poderes políticos y económicos concentren sus esfuerzos y estén detrás de las campañas mediantes financiamientos, mensajes  sus subalternos, presión a medios de comunicación para favorecer a determinada fuerza política o candidatura.
Quien sabe utilizar esta emoción, sabe que el miedo o temor se caracteriza por una terrible y molesta sensación desagradable, que es provocada por la supuesta o real percepción de un peligro, en el presente, puede ser en el futuro o incluso pasado, pues se teme volver a pasar por situación que hirieron a una persona, comunidad o nación. Y es precisamente esto lo que de forma directa o velada, transmiten en sus mensajes las y los candidatos, colocándose ellos y ellas como la solución a estos posible problemas.
Obviamente, quienes conducen las campañas y articulan sus mensajes jamás aceptarán que el factor miedo es un motivante, es más ni siquiera lo mencionan, es un valor entendido.
En parte, lo que propició el triunfo de Enrique Peña Nieto, fue el miedo a seguir padeciendo las muertes como resultado de la guerra contra el narcotráfico no tanto sus propuestas, fue el miedo a una cruenta realidad lo que motivó a muchas mujeres y hombres a seguir una telenovela, el actor y la actriz estaban en su papel, prefirieron la novela rosa a los contenidos de la nota policiaca.
El miedo a lo desconocido hace repetir sexenios o trienios, el miedo a permanecer incólumes, suscita lo contrario. El miedo sumado a la ignorancia, hace que pueblos enteros sean manipulados. El miedo de un pueblo pobre, engañado y manipulado a perder sus programas sociales como entrega de despensas, la continuación de un programa de salud, de programas sociales es lo que motiva a seguir votando por un mismo sistema.
Las campañas de miedo han triunfado sobre las campañas con falta de propuestas e información, el miedo ha superado las necedades de candidatos que se creen mesías de un pueblo hambriento de justicia. El miedo debe ser un objeto de estudio en la política electoral, y quien no considere este factor en las campañas políticas ya puede darse por muerto.
El miedo, biológicamente, nos previene de ciertas situaciones como accidentes, de caer en situaciones que nos exponen al peligro, es una defensa que utilizamos de forma natural para proteger nuestra integridad y la de nuestras familias, pero precisamente es el miedo lo que utilizan las distintas fuerzas políticas manipular al electorado. El miedo es personal y es colectivo, el miedo individual puede vencerse fácilmente, el colectivo no, el miedo en la mente de un colectivo provoca masacres, provoca linchamientos y conduce a acciones irracionales.
El reto es vencer el miedo irracional con información y propuestas clave, claras y con sentido social, con responsabilidad fundada en el raciocinio, en el bienestar social de una comunidad.
Si, se seguirá utilizando el miedo como factor que conduzca al voto, es impensable no pensar en eso, en no utilizarlo, pues sabemos de antemano que se seguirán enviando constantemente mensajes, de que el contrincante representa un peligro para la gente, para los pueblos, y que la mejor propuesta será de quien previene y advierte los peligros.

Ahora sabemos que el miedo nos motiva a elegir entre varios o varias contendientes, pero cuál será al final de cuentas nuestra respuesta, depende de cómo combatamos ese miedo, de cuánto nos informemos de las propuestas y dejemos de lado la manipulación de quienes mueven los hilos en cualquier campaña político-electoral.

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