Prácticamente cada año se
realizan elecciones en nuestro país y Latinoamérica, y al observar cada una de
ellas, me he encontrado un factor que hace posible mover a las masas hacia un
objetivo común, y mucho más que un razonamiento es una emoción; el miedo, tanto
personal como colectivo.
Según su definición, el
miedo es una emoción y/o sentimiento, y la emoción/sentimiento son un factor
importante y casi determinante en cualquier campaña político-electoral.
Según el Diccionario de la
Real Academia Española el miedo es la “angustia por un riesgo o daño real o
imaginario,” también es el “recelo o aprensión que alguien tiene de que le
suceda algo contrario a lo que desea.”
Con la manipulación,
creación y fomento del miedo se realizaron y ganaron campañas, como la
suscitada en el 2006, en la que el partido conservador en México, mediante una
campaña manipulada, dijo su ganador “haiga sido como haiga sido”, utilizó el
miedo para quitar votos de quien llevaba la delantera en las preferencias
electorales, y la falta de miedo provocó que el perdedor en ese entonces redirigiera
los reflectores hacia su contrincante.
Es el miedo y el odio racial
lo que mueve la campaña de Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica,
utiliza el miedo a lo diferente, el supuesto miedo a perder fuentes de trabajo,
el miedo a la delincuencia organizada, el miedo a lo ilegal, miedo a las
minorías y miedo a los inmigrantes, sobretodo mexicanos.
En las campañas, partidos políticos
y sus candidatos y candidatas, mediante estudiadas estrategias de comunicación,
buscan crear de manera indirecta angustia en el electorado, angustia por un
posible daño que pudiera hacer a la nación, estado o comunidad sus
contrincantes políticos.
Es el miedo lo que provoca
que poderes políticos y económicos concentren sus esfuerzos y estén detrás de
las campañas mediantes financiamientos, mensajes sus subalternos, presión a medios de
comunicación para favorecer a determinada fuerza política o candidatura.
Quien sabe utilizar esta
emoción, sabe que el miedo o temor se caracteriza por una terrible y molesta
sensación desagradable, que es provocada por la supuesta o real percepción de
un peligro, en el presente, puede ser en el futuro o incluso pasado, pues se
teme volver a pasar por situación que hirieron a una persona, comunidad o
nación. Y es precisamente esto lo que de forma directa o velada, transmiten en
sus mensajes las y los candidatos, colocándose ellos y ellas como la solución a
estos posible problemas.
Obviamente, quienes conducen
las campañas y articulan sus mensajes jamás aceptarán que el factor miedo es un
motivante, es más ni siquiera lo mencionan, es un valor entendido.
En parte, lo que propició el
triunfo de Enrique Peña Nieto, fue el miedo a seguir padeciendo las muertes como
resultado de la guerra contra el narcotráfico no tanto sus propuestas, fue el
miedo a una cruenta realidad lo que motivó a muchas mujeres y hombres a seguir
una telenovela, el actor y la actriz estaban en su papel, prefirieron la novela
rosa a los contenidos de la nota policiaca.
El miedo a lo desconocido
hace repetir sexenios o trienios, el miedo a permanecer incólumes, suscita lo
contrario. El miedo sumado a la ignorancia, hace que pueblos enteros sean
manipulados. El miedo de un pueblo pobre, engañado y manipulado a perder sus
programas sociales como entrega de despensas, la continuación de un programa de
salud, de programas sociales es lo que motiva a seguir votando por un mismo
sistema.
Las campañas de miedo han
triunfado sobre las campañas con falta de propuestas e información, el miedo ha
superado las necedades de candidatos que se creen mesías de un pueblo
hambriento de justicia. El miedo debe ser un objeto de estudio en la política electoral,
y quien no considere este factor en las campañas políticas ya puede darse por
muerto.
El miedo, biológicamente,
nos previene de ciertas situaciones como accidentes, de caer en situaciones que
nos exponen al peligro, es una defensa que utilizamos de forma natural para
proteger nuestra integridad y la de nuestras familias, pero precisamente es el
miedo lo que utilizan las distintas fuerzas políticas manipular al electorado. El
miedo es personal y es colectivo, el miedo individual puede vencerse fácilmente,
el colectivo no, el miedo en la mente de un colectivo provoca masacres, provoca
linchamientos y conduce a acciones irracionales.
El reto es vencer el miedo
irracional con información y propuestas clave, claras y con sentido social, con
responsabilidad fundada en el raciocinio, en el bienestar social de una
comunidad.
Si, se seguirá utilizando el
miedo como factor que conduzca al voto, es impensable no pensar en eso, en no
utilizarlo, pues sabemos de antemano que se seguirán enviando constantemente
mensajes, de que el contrincante representa un peligro para la gente, para los
pueblos, y que la mejor propuesta será de quien previene y advierte los
peligros.
Ahora sabemos que el miedo
nos motiva a elegir entre varios o varias contendientes, pero cuál será al
final de cuentas nuestra respuesta, depende de cómo combatamos ese miedo, de
cuánto nos informemos de las propuestas y dejemos de lado la manipulación de
quienes mueven los hilos en cualquier campaña político-electoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario